Autora: Camila
Fecha de publicación: 5 marzo, 2020

De entre todas las doctrinas espirituales asociadas al budismo, al hinduismo y a las demás grandes religiones asiáticas, el tantra se ha convertido en una de las más populares, sobre todo por su eficacia a la hora de conseguir el objetivo de centrar a la persona en una actividad concreta, para sacar su máximo potencial a través de aprovechar sus energías y buscar el equilibrio tanto físico como mental. Esta tradición milenaria comienza supuestamente con los escritos del propio Buda, hace más de 2.400 años, que permitieron entender parte de sus enseñanzas, en este caso focalizando toda nuestra atención y energía en un solo punto para sacar el máximo partido a nuestro potencial. Esto sirve para el deporte, para los estudios… y también para el sexo.

El sexo tántrico es seguramente la forma de tantra más popular en el mundo occidental, ya que muchos han quedado fascinados por la eficacia de este método que nos ofrece una visión distinta, más espiritual del sexo, pero también más placentera cuando llegamos a dominar ese punto de lujuria que nos hace sentir cada vez una pasión más caliente y salvaje. El tantra rinde también culto a esos placeres mundanos, entre ellos los carnales, que son perfectos para alcanzar la plenitud. En una sociedad donde se nos ha criado pensado que todo eso es pecado, ¿cómo no interesarnos por una doctrina que no solo no penaliza, sino que alimenta ese tipo de pasión, entendiendo que en el sexo también hay una buena parte de nuestra esencia vital a la que podemos sacarle partido?

Qué es el sexo tántrico

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El sexo tántrico se refiere a la parte de esa filosofía oriental enfocada a la energía sexual, a cómo conseguir canalizarla y sacarle el máximo partido posible, a través de la práctica sexual, por supuesto. No estamos hablando solo del coito o de la masturbación, sino también de cualquier proceso que haga que nuestro cuerpo se excite y eso nos lleve a disfrutar mucho más de esa pasión. Muchos piensan que el sexo tántrico consiste simplemente en aguantar las ganas justo antes del orgasmo, para que éste sea más prolongado. Sin embargo, hay mucho más atrás de todo eso, para darle una base en la que nuestra fuerza mental y energía corporal se concentren en nuestro placer sexual para hacerlo mucho más excitante y delicioso, mucho más intenso de lo que hasta ahora habíamos probado.

 

Sexo tántrico, cómo se hace

Lo principal que hay que saber sobre el sexo tántrico es que no tiene tabúes, así que no se centra en determinadas posturas o en fantasías concretas. Simplemente es la manera de dejarnos llevar por nuestros impulsos en la cama con nuestra pareja, sin barreras ni miedos, probando cosas nuevas que nos ayuden a controlar y canalizar toda esa pasión infinita que llevamos dentro. A través de la concentración conseguimos un estado de canalización especial que nos permitirá alargar más ese placer intenso, especialmente el momento de mayor satisfacción, el del orgasmo, no solo como eyaculación, sino también como proceso por el cual disfrutamos de cada beso y cada caricia de la otra persona, como si estuviera engrandeciendo nuestros sentidos y alimentando nuestra pasión más sensual.

 

Contacto visual

Una de las claves del sexo tántrico es el contacto visual, porque debemos estar concentrados en el placer pero también en nuestra pareja, para llegar juntos a ese punto de satisfacción total. Debemos estar atentos a sus necesidades y crear esa complicidad auténtica que se da solo en los momentos más especiales. Gracias al sexo tántrico podremos también despejar nuestras dudas en torno a cualquier tipo de placer que tengamos, porque al no tener límites, podemos lanzarnos a probar lo que sea. El contacto visual es importante porque no debemos perdernos solo en nuestro propio placer, sino que debemos disfrutar de manera conjunta con nuestra pareja, haciendo que la experiencia sea mucho más excitante e interesante cuando la llevamos a cabo juntos, de la misma forma. Cuesta un poco al principio, pero como todo, con práctica, se consiguen momentos absolutamente increíbles y se le da una nueva visión al placer.

 

Sexo tántrico, posturas

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Como ya hemos comentado arriba, no se trata solo de disfrutar del coito buscando el orgasmo, tal y como parece que hacemos siempre cuando estamos con nuestra pareja en la cama. El placer es algo también mental, y llegar a conquistarlo a través de las caricias, los besos y demás puede ser también algo increíble. Por eso no se basa tanto en posturas como en saber canalizar la pasión a la hora de enaltecer los sentidos de la otra persona, mientras que ella hace lo mismo con nosotros. Eso sí, hay posturas que son especialmente adecuadas para ello. La primera, la más básica del sexo tántrico, ella sobre él, sentada de frente, y siempre con la mirada puesta en sus ojos, para que las caricias sean más directas y podamos incluso disfrutar de la propia cara de placer que pone nuestra pareja.

La postura tántrica tradicional tiene que ver con el animal sagrado en la India, la Vaca, y se presenta de forma muy parecida a la posición del perrito, como es conocida por aquí, ella a cuatro patas mientras él la penetra por detrás. Esta posición se puede renovar con él cogiendo a la chica por las piernas y alzándola, para que la penetración sea más profunda. Siempre se ha dicho que para mantener por mucho más tiempo esa sensación de placer extrema, debemos contener nuestro orgasmo, algo que sin duda no resulta fácil en determinadas ocasiones. Cambiar de postura puede ayudarnos, así como realizar ciertos ejercicios anteriores, como los de Kegel, para tener más fuerza en la zona pélvica.

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